El presidente ejecutivo de Codelco, Rubén Alvarado, informó que las pérdidas económicas derivadas de la paralización de faenas en la División El Teniente superarán las estimaciones iniciales. Si en un comienzo se hablaba de US$300 millones, hoy la cifra asciende a US$350 millones, con un impacto directo en el Ebitda de la corporación. “El margen neto tendrá un impacto global de US$340 millones”, detalló durante su exposición ante la Comisión de Minería y Energía del Senado.
La suspensión de las operaciones respondió al derrumbe en el sector Andesita, ocurrido a fines de julio, que costó la vida a seis trabajadores y obligó a detener de manera inmediata las labores. En total, fueron varios días sin producción en una de las minas subterráneas más grandes del mundo, lo que ya se refleja en los balances proyectados para 2025.
De acuerdo con el vicepresidente de Operaciones, Mauricio Barraza, actualmente se desarrolla un proceso de reinicio gradual de faenas. Este contempla respaldos técnicos, jornadas de reflexión al inicio de cada turno y una revisión exhaustiva de la habitabilidad de todas las zonas de trabajo, incluidos los refugios y vías de evacuación. Dichas medidas fueron validadas por el Sernageomin y la Dirección del Trabajo.
No obstante, los sectores Andesita y Recursos Norte permanecerán cerrados hasta que finalicen las investigaciones sobre el accidente. “De momento, seguiremos operando solo en el lado sureste del yacimiento”, puntualizó Barraza, descartando un retorno apresurado en las áreas afectadas.
El presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, subrayó que la seguridad será prioridad absoluta en este proceso. “Ningún objetivo productivo estará jamás por sobre el cuidado de nuestros trabajadores. En Codelco no existe dilema entre producción y seguridad, por lo que el reinicio se está ejecutando de manera rigurosa y bajo los estrictos criterios definidos por la autoridad”, afirmó.
En términos económicos, Alvarado explicó que el impacto se traduce en una menor producción estimada para este año de 33 mil toneladas métricas de cobre fino, una reducción de US$233 millones por menor margen en las ventas y un ajuste de US$88 millones en gastos variables. A lo anterior se suman costos fijos asociados a la detención de sectores productivos y de la concentradora, lo que en conjunto eleva la proyección de pérdidas a los actuales US$350 millones.