La industria del transporte terrestre de carga atraviesa uno de sus momentos más complejos en Chile, enfrentando dos grandes desafíos que amenazan su operatividad: la inseguridad en las rutas y el creciente déficit de conductores capacitados.
Según datos de la Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile (CNDC), desde 1998 han sido incendiados cerca de 2.000 camiones, con un alza significativa desde 2019, especialmente en la Macrozona Sur. Aunque durante la última Cuenta Pública el presidente Gabriel Boric destacó una reducción del 60% en los ataques incendiarios y un 70% en el número de lesionados, el gremio sigue en alerta.
“El problema de seguridad en carretera es crítico. Salimos a trabajar sin saber si volveremos, y en qué condiciones”, afirmó José Villagrán, presidente de Fedesur, aludiendo al constante riesgo al que se ven expuestos los transportistas. Un ejemplo de ello fue el ataque incendiario del 20 de abril en Santa Bárbara, región del Biobío, que afectó a 50 maquinarias de la Central Hidroeléctrica Rucalhue, considerado el mayor atentado contra el transporte de carga en el país.
Además de los atentados, las bandas dedicadas al robo de carga representan otra preocupación. “Para una pyme, perder un camión o mercadería significa retroceder años”, explicó Daniel Fernández, gerente general de Transportes MR.
A esta situación se suma la falta de conductores. De acuerdo con estimaciones de la CNDC, el déficit podría superar los 10.000 choferes, debido a la falta de relevo generacional y la complejidad de operar vehículos cada vez más tecnológicos. “El semillero de conductores se perdió. Los hijos de camioneros ya no quieren seguir en esta actividad”, señaló José Miguel Gelvez, gerente de Transportes Nazar.
Javiera Labbé, gerente de personas en Transportes Labbé, enfatizó el impacto que tiene la inseguridad en la salud mental de los trabajadores: “Es un estrés extra que afecta su calidad de vida y desempeño laboral”.
Villagrán advierte que actualmente hay un déficit de 30% en conductores activos. “La inseguridad ha convertido esta actividad en una de alto riesgo, donde antes era una tradición familiar”, concluyó.
Desde el gremio se hace un llamado urgente al Estado para implementar medidas de seguridad efectivas y políticas de formación que permitan atraer y capacitar nuevos talentos, con miras a asegurar la continuidad de un sector clave para la economía nacional.